Consejos de seguridad (15): Freidoras de gas de mala calidad


La inventiva humana es realmente admirable, pero cuando se utiliza para ganar dinero a costa de otros es realmente desesperante. Esta semana nos hemos encontrado un nuevo caso de freidora muy económica (a priori) que pone en riesgo la vida y el local de su comprador. En este caso se trata de una freidora de gas con un año de antigüedad y desconocemos su procedencia. Curiosamente, la placa de características ya se ha borrado y no podemos seguir la pista para saber la marca, modelo o país de procedencia.

Cualquier freidora de gas debe ir equipada con una válvula termostática, o sea, una pieza que regula la llama en función de la temperatura y evita que podamos pasar los 190ºC... Además, debe haver un termostato de seguridad que lo pare todo si la temperatura llega a 210ºC... En el caso que nos encontramos se trata de un quemador con un grifo de regulación con máximo y mínimo, como en una cocina convencional, si no lo vigilamos el aceite se calentará inexorablemente hasta que se encienda.

Es triste, pero la facilidad con que se importan productos de fuera hace que lleguen máquinas que no cumplen las normativas que las fabricadas aquí sí deben cumplir. Cuando llega el primer problema es cuando se actúa legalmente, pero como siempre, para alguien ya será demasiado tarde.

Pero es que a parte de esto, esta freidora también sufre de otros males:
     - no tiene zona fría, por lo que los fritos siempre saldrán sucios
     - el aceite se corromperá con mucha facilidad
     - el agua producida por las frituras estará mezclada con el aceite y se irá evaporando, pero si llega a haber demasiada cantidad, al evaporar arrastrará el aceite que tenga encima y rebosará, cayendo sobre el quemador, con el consiguiente riesgo de incendio y quemaduras
     - no lleva grifo para vaciar el aceite, de forma que debemos sacar la cubeta de diez litros (no hay nada para facilitarlo) y vaciarla

En resumen, un despropósito de freidora diseñada para vender a cualquier precio.

Y lo sabes, déjate asesorar por profesionales y huye de las gangas. Una freidora a mitad del precio habitual sólo puede esconder alguna que otra sorpresa.

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